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En su momento representó la apoteosis de la izquierda nacional.

Todo el cúmulo de grupúsculos y facciones hicieron a un lado sus diferencias y se concentraron en su seno.

Por un instante se convirtió en el sueño de la izquierda mexicana: un gran partido que aglutinaba todas las corrientes. Y así fue por unos años.

Pero luego el pragmatismo, la voracidad, la prostituida vocación de una burbuja fue derrumbando aquel sueño. Esa pútrida cofradía es la que encabezan Jesús Zambrano y Jesús Ortega.

La gran crisis del Partido del Sol Azteca comenzó inseparablemente de la noche de Ayotzinapa. Fue una cadena de complicidades, de apoyos y protecciones que exhibieron al partido.

José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda fueron protegidos hasta el último minuto por el entonces gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, sobre quien ya pesaban acres, ásperas acusaciones luego de su papel banal durante las inundaciones. La protección a Abarca y las evidencias de una probable relación extramarital con María de los Ángeles evidenciaron a un mandatario cómplice de una pareja criminal.

Pero la cadena de protecciones fue más allá. Cuando la permanencia de Aguirre era moral y políticamente imposible, los Chuchos y Carlos Navarrete hicieron todo para sostener lo insostenible. Ante la opinión pública nacional intentaron contener la debacle; pero nada fue suficiente para que el PRD terminará en la defenestración histórica.

Casi un mes después de la crisis de Ayotzinapa, Cuauhtémoc Cárdenas fundador y líder moral del partido presentó su renuncia. Era la fotografía de un luchador emblemático que abandonaba un barco sin principios y sin rumbo.

Durante casi un año los líderes amarillos se empeñaron en hacer todo lo posible para degradarlo aún más.

Agustín Basave Benítez, académico, politólogo, ex priísta, cercano colaborador de Luis Donaldo Colosio, llega a la dirigencia azteca en base a un razonamiento primitivo y anti-político. Con la bandera de “ciudadano” lo colocan al frente de un equipo en el que hay cien aspirantes con mayor trayectoria y méritos para ocupar el mismo lugar. El arribo de Basave es la evidencia de que a los líderes del PRD solo les interesa una fachada, una mascarada, una parodia, para sostener el membrete. La llegada de Agustín es un verdadero agravio a la militancia perredista.

Pero la mayor tragedia la representa la ratificación hecha hace unas horas, el domingo 20, cuando formalizaron su alianza con el Partido Acción Nacional para los procesos electorales de 2016, donde se habrán de disputar 12 gubernaturas.

Ahí se acabó la escasa identidad y la parca congruencia ideológica que les quedaba a los perredistas.

Hace unos meses, concretamente el viernes 26 de junio, el Senador de la República Miguel Barbosa Huerta desdibujó la posible alianza con el PAN. En su columna “La causa y lo causado” del diario Milenio el legislador enlistó las razones de su negativa a una futura alianza con Acción Nacional. Vamos a la cita textual:

“Primero porque el PRD necesita redefinir su propio perfil de izquierda frente a la sociedad, clarificar su relación con el gobierno y con el poder, con el resto de las fuerzas políticas y, un aspecto fundamental, con los ciudadanos.”

“Segundo, porque el simple argumento de la conveniencia electoral, a estas alturas no es suficiente. Un repaso de las alianzas más recientes con el PAN expresa que el PRD ni cogobernó, ni creció como partido en la pasada elección. Me refiero a Sinaloa, Puebla o Baja California. El pasado 7 de junio en Sinaloa y Puebla el PRD fue quinta fuerza electoral y en Baja California ocupó el séptimo lugar, sólo arriba del PT que perdió su registro. En la lógica electoral y a unos años de distancia estas alianzas han sido poco rentables para el PRD.”

“Tercero las alianzas del PRD con el PAN pueden confundir a sectores importantes del electorado de centro izquierda. Sectores importantes de la sociedad que luchan por libertades y derechos miran con extrañeza las alianzas electorales con el PAN, donde algunos de sus dirigentes más conservadores mantienen una férrea oposición en la libertad a las preferencias sexuales y reproductivas.”

“Cuarto, el voto duro no lo es tanto cuando el PRD va en alianza con el PAN, quien ocupó la presidencia de la República por 12 años y desplegó políticas públicas y asumió decisiones que afectaron a la izquierda o que intentaron debilitar al PRD.”

Ninguno de estos argumentos tuvo eco el pasado domingo 20 de septiembre. El Comité Ejecutivo Nacional del PRD aprobó las alianzas con el PAN en los procesos de 2016. En los templetes nuevamente aparecerán las banderas azules junto a las amarillas.

Podrán obtener algunos triunfos electorales, pero esas constancias de mayoría solo serán el acta de defunción de un partido que soñó con representar a la izquierda mexicana.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.