Los resultados del proceso electoral en Coahuila e Hidalgo causaron estupor y asombro; comenzando en el mismo Alfonso Ramírez Cuellar, dirigente de Morena, quien acusó todas las viejas prácticas del priismo de siempre.
La sorpresa tiene sus causas. Pero como todo lo que sucede en política, son los pequeños errores, las minúsculas omisiones las que un día generan un estruendo que parecía improbable.
1.- Los cacicazgos políticos. La realidad es que la operatividad política fue la que generó los resultados que hemos visto.
Tanto Coahuila como Hidalgo tienen una añeja tradición de caciques políticos. En el estado norteño los hermanos Moreira tejieron un andamiaje que aún en este momento sigue dando resultados. En Hidalgo el grupo homónimo nunca perdió vigencia y control. Osorio Chong y el gobernador Omar Fayad Meneses continúan sosteniendo los hilos del manejo estatal.
En ambas entidades las estructuras tricolores siguen aceitadas; cuentan con recursos, retroalimentan a sus líderes, mantienen el contacto con la base electoral. Es decir, el trabajo político continúa.
2.- Morena sin AMLO es un membrete hueco. Evidentemente hay un desencanto por el papel de Morena. En distintas encuestas se han mencionado las cifras; pero no deben confundirse las mediciones del partido con las del ejecutivo.
El partido por si solo nada representa; no es un partido de bases, como el PRI; tampoco tiene sectores cautivos como el PAN.
Morena es el aliento de un solo hombre y cuando su apellido no aparece en la boleta el globo se desinfla hasta los niveles que estamos presenciando. Al grado de ser arrollado, atropellado por un vehículo de modelo muy atrasado, pero cuya máquina sigue funcionando.
En la década de los 70 el Royal Monaco era un auto impresionante, con todos los lujos de su época. Hoy está fuera de lugar, ya no tiene la fastuosidad de sus tiempos, pero una de esas reliquias arrastró al Jetta blanco de Morena. Porque mientras López Obrador no vaya en el asiento del pasajero, el vehículo es intrascendente.
3.- Y volvemos nuevamente al factor de la operatividad política. Los llamados “Súper delegados” son los más grandes mitos de la 4T.
Se supone que los enviaron para encauzar y capitalizar los programas sociales del presidente López Obrador, pero son una nulidad.
El aparato federal de finanzas públicas se modificó completamente. Se aplicó el “austericidio”, el recorte presupuestal en todas las dependencias.
Llegaron al grado de la negligencia criminal al cercenar el presupuesto de salud, lo que ocasiona el desabasto de medicamentos oncológicos y antirretrovirales. Dejaron desprotegidos al ejército blanco frente a la mayor pandemia en la historia de la humanidad.
Recortaron partidas para estados y castigaron a los municipios hasta en un 50 por ciento.
Por si todo eso fuera poco, decapitaron los fideicomisos.
Y todo eso lo hicieron en aras de alimentar el monstruoso aparato de los programas sociales del presidente de la República.
Pero luego del pasado domingo se dieron cuenta que su enorme buque no tiene operadores; no hay capitán, ni marineros. Por eso todos los programas fueron quebrados en Coahuila e Hidalgo.
Y es poco, muy poco probable que puedan armar un andamiaje de operadores políticos para las elecciones de 2021.
4.- La 4T es un aparato de simulación. Son varias estructuras las que se están desmoronando: todo el organigrama de Morena, tanto nacional como sus brazos estatales.
Y de la misma forma los llamados “súper delegados” han demostrado ser súper incapaces y negligentes.
Por su parte los “Servidores de la Nación” el llamado “ejército del ejecutivo” con sus 18 mil soldados, en realidad son los servidores de la simulación y de la inacción.
Simplemente el viejo Royal Monaco del priismo les pasó por encima y nunca lo vieron acercarse.
En la 4T López Obrador es defensa, delantero, portero y director técnico. Tiene que ocupar todas las posiciones y salir a todas las jugadas.
La gran lección del domingo 18 es que en materia de operación política el mandatario no tiene quien le escriba.
El talón de Aquiles presidencial quedó al descubierto.
La gran pregunta es si tendrá tiempo de crear un verdadero ejército o tratará de remendar el que tiene, lo que parece más viable.
Los adversarios de AMLO ya vieron que no es invulnerable.
Si atacan en sus puntos débiles el presidente perderá el control del Congreso en 2021.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com