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La bandera que enarbola el presidente López Obrador es la honestidad frente a la corrupción; el compromiso con el pueblo frente a las componendas oscuras; el servicio frente al abuso.

Hasta el momento las feroces críticas que se hacen a la administración federal no han podido derribar el muro color blanco que protege al ejecutivo. No hay pruebas, ni señalamientos en su contra; no hay elementos que acusen corrupción en su conducta.

Sin embargo la 4T corre el riesgo de pasar a la historia como la honestidad estéril y vana que no pudo enfrentar a la mayor de todas las corrupciones: la colusión criminal.

El juicio que se sigue a Genaro García Luna en una corte federal de Brooklyn continúa arrojando datos que reflejan una descomposición a niveles nunca imaginados.

Hace unos días se reveló la existencia de una organización cúpula criminal. Se llama ‘El Seguimiento 39’ y fue operada por Iván Reyes Arzate, uno de los lugartenientes más cercanos a Genaro García Luna.

La cabeza delictiva denominada ‘El Seguimiento 39’ está por encima del Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel del Golfo y Los Zetas. Es decir, se aplicó el modelo empresarial para crear un ‘holding’, un consejo financiero y administrativo que está por encima de todos los grupos criminales. La creación de ese organismo rector fue para traficar el mayor volumen de drogas a los Estados Unidos.

También hace unos días se reveló que García Luna pudo obtener la llamada ‘Visa Einstein’ que únicamente se otorga a personas con ‘habilidades extraordinarias’ como Premios Nobel, investigadores, académicos o científicos de alto nivel.

Solo basta recordar las entrevistas concedidas por Genaro para percatarse de sus balbuceos y que evidentemente no se trata de un genio. Más bien era un operador que sirvió a los intereses de algunos grupos estadunidenses.

Hoy Felipe Calderón trata por todos los medios de revertir las consecuencias políticas e históricas de la detención de García Luna, pero su nombre no tardará en ser mencionado en el juicio que preside el juez Brian Cogan. Tarde o temprano se revelará la participación que tuvo en el mayor derramamiento de sangre en la historia reciente del país.

Porque todo esto sucedió porque los gobiernos de Calderón y Peña Nieto incurrieron en el mayor de los crímenes: la colusión y la complicidad con organizaciones delictivas.

El Estado ausente otorgó a los cárteles una patente de corso para asesinar, secuestrar, desaparecer.

La corrupción administrativa de sujetos como Reyes Baeza, Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa, César Duarte Jáquez, los hermanos Moreira o Ángel Aguirre Rivero solo fue la punta del iceberg y el menor de sus delitos.

La realidad es que todos esos políticos cohabitaron, durmieron en la misma cama de los capos del narcotráfico y les permitieron llenar las calles con la sangre, el dolor y sufrimiento del pueblo.

Hoy tenemos un presidente de la República que claramente se irrita y enciende cuando se comparan las estadísticas de su gestión con aquellos sexenios criminales. López Obrador no oculta su disgusto cuando lo miden con sus antecesores y de inmediato levanta la bandera de la honestidad, en un contraste con el oscuro pasado de la nación.

Pero lo que las madres de Coahuila, Morelos o Veracruz esperan es que esa honestidad incorruptible se refleje en llevar a proceso a los gobernadores, procuradores y secretarios de seguridad que gestaron esta catástrofe humanitaria.

El hecho de que el avión se venda o no se venda es un tema intrascendente y banal para las madres que buscan los restos de sus hijos en fosas clandestinas de Jalisco.

Los cachitos de la Lotería Nacional poco le importan a los hijos y esposas de los policías asesinados en Guanajuato en los últimos meses.

Los posibles compradores del avión presidencial es un tema que tampoco le importan a las decenas de familias que han padecido feminicidios en lo que va del año 2020.

Si la honestidad lopezobradorista no se traduce en un combate frontal a la delincuencia y sus cómplices políticos, de nada servirá.

Los mexicanos estamos esperando que esa rectitud se traduzca en formales procesos para perseguir a quienes llenaron las calles de violencia y dolor.

De lo contrario estaremos ante una honestidad dolorosamente estéril.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com