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La especie humana evolucionó en contra de todos los fenómenos naturales, fríos extremos y ondas de atroz calor que duraron décadas; se impuso sobre todas las adversidades y construyó civilizaciones admirables en desiertos, selvas y montañas inhóspitas.

A lo largo de la prehistoria e historia de la humanidad miles de pueblos enfrentaron enfermedades y epidemias. El hombre sobrevivió a todas.

Sin duda el hombre del siglo 21 habrá de salir victorioso de la primera pandemia de nuestro tiempo. Pero también habrá un costo en vidas humanas que es incalculable. Muchas personas sobrevivirán, pero otros no tendrán esa oportunidad.

Las implicaciones políticas serán obligadas y forzosas, sobre todo cuando en algunas naciones se acusa una negligencia o irresponsabilidad. En este momento el referente es Italia; una sociedad en cuarentena que culpa a su gobierno de omiso frente a las primeras señales del padecimiento.

Algunas referencias apuntan que desde enero había un inusual y atípico consumo de medicamentos antigripales o antihistamínicos. Ante los primeros síntomas la población se estaba automedicando porque nunca se ofreció la debida información sobre el Coronavirus.

La prensa italiana señala que hasta el momento se desconoce cómo o a través de quién entró el Covid-19 en la península.

Una probable respuesta la podemos encontrar en el libro ‘Gomorra’ en que su autor Roberto Saviano nos explica que las prendas de la alta moda que se venden en muchos almacenes de Roma, París o Londres se maquilan en talleres chinos y que por las madrugadas llegan a puertos italianos en barcos llenos de contrabando.

El libro de Saviano trata en especial el tráfico de mercancías que se mueve en Nápoles, pero toda Italia tiene cientos de puertos que son ideales para los fines del crimen organizado.

Es mucho más probable que el Coronavirus entrara en un barco repleto de contrabando que en un vuelo comercial.

Muy probablemente el ‘Paciente Cero’ fue uno de esos traficantes chinos, miembro de las triadas que controlan miles de contenedores en decenas de puertos en todo el planeta y que por supuesto tienen socios italianos. Esto obligaría a los primeros contagiados a guardar silencio sobre el origen de su padecimiento.

Ante la ausencia de hipótesis, Cúpula se atreve a exponer la suya.

El pueblo italiano acusa a su gobierno de actuar con negligencia y lentitud, cuando la mitad de esa nación está en cuarentena en una escena apocalíptica.

La pandemia ya se ha extendido a toda Europa y en especial a España de donde diariamente parten decenas de vuelos hacia México.

El golpe social que significa cerrar ciudades enteras y tener hospitales saturados representará la caída de la actual clase política italiana.

Pero ante los hechos debemos considerar que lo mismo puede suceder en México toda vez que no se están tomando las medidas más elementales para proteger a la población. Se está actuando como si se enfrentara un pequeño brote de gripe, cuando las consecuencias pueden ser devastadoras para miles de mexicanos.

Como en tantos temas de la vida nacional, el régimen lopezobradorista aún está a tiempo de tomar medidas de choque; acciones radicales y drásticas que pueden tomarse como exageradas. Pero en este momento es preferible cualquier exceso antes que una imperdonable ligereza.

La orden del presidente Donald Trump de prohibir la entrada de todos los vuelos procedentes de Europa por un plazo de 30 días es la acción más radical y extrema de la historia contemporánea, y por lo mismo puede ser la más eficiente.

En México desde este momento se debe levantar un directorio con los nombres y datos de todas las personas que lleguen de Europa y crear un sistema de seguimiento para conocer su estado de salud cada 24 horas.

Asimismo todos los hospitales del país deben habilitar un área de aislamiento.

La administración federal aún está a tiempo de tomar medidas contundentes para detener la propagación del Coronavirus. Los tiempos se muestran benignos con el pueblo mexicano.

Pero si el régimen comienza a politizar el tema vamos a perder horas valiosas. Tendría consecuencias catastróficas si una mañana se acusa al Covid-19 de ser un virus conservador, reaccionario y fifi.

Ese sería el final de todo.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com